miércoles, 27 de enero de 2016

Botijas con la cara con corcho quemado



Aquellos corchos de botella que guardaba la abuela, se quemaban lentamente al fuego del calentador, y luego al quedar negros se utilizaban para pintar la cara de aquellos botijas que soñaban con el carnaval. 

Era febrero, y se sentía en el aire que la fiesta estaba por llegar. Ya los comercios vendían las serpentinas, el papel picado, los pomos y las caretas. Y a más de uno se le decía en tono de burla que solo comprara la piola, para que iba a precisar la careta si era bien feo de nacimiento !!!.

Un viejo redoblante, unos platillos partidos y un pequeño bombo hacían la batería de aquella murga infantil que recorría las calles del barrio, cantando y haciendo ruido con los instrumentos y con aquellas caras pintadas con corcho quemado.

Era carnaval, guerra de agua en las calles, mientras Mamá preparaba el disfraz para llevar al corso y después al tablado para participar del concurso de disfraces. Ya en el tablado cuando partía la murga ir a pedirles que pintaran nuestra mejilla acercando la suya a la nuestra y se quedara así un poco de la vaselina y la tierra de colores, y nos sentíamos murguistas caminando orgullosos entre la platea.

En una vieja máquina de escribir, hacíamos los versos que luego cantaríamos, y los vendíamos a vintenes para luego comprar chocolates y helados.

Era un sueño de botijas, como otros tantos que teníamos y que los compartíamos entre todos los que conformábamos aquel grupo de amigos.

Pero la murga y sus canciones era algo especial, el cantar con toda la fuerza que nuestras gargantas nos permitían; el subirnos a unas cajas de frutas que hacían de tablado; pintarnos la cara; disfrazarnos; todo eso tenía un sabor incomparable.

Y cada tanto en algún anochecer, en mis recuerdos vuelvo a aquellos tiempos de la murga infantil y la cara pintada con corcho quemado.

jueves, 7 de enero de 2016

Los Kamba Kuá



Kamba Kuá (hoyo o pozo del negro) se le llama al lugar en donde están alojados los descendientes de los morenos que acompañaron al Gral. Artigas en su exilio. 

Cuando llegan a Asunción el Dr. Rodríguez de Francia envía un grupo a la ciudad de Emboscada y otro mayoritario a las afueras de la capital, hoy ciudad de Fernando de la Mora, llamado Loma Campamento. 

Hasta hoy día conservan muchas de sus tradiciones, principalmente el día 6 de enero, fiesta de San Baltasar, en donde despliegan toda su música y su baile, aquel mismo candombe que bailaban sus ancestros esclavos en las playas del Montevideo colonial. 

El baúl me ayuda a recordar al encontrar la invitación, cuando una noche del año 1993 los descubrí en una fiesta en un colegio de origen coreano en Asunción, para quién gusta sobre manera del candombe, escuchar ese estilo igual al de hace 200 años fue sinceramente una emoción muy grande. 

Actualmente el ballet Kamba Kuá ha viajado en varias oportunidades al Uruguay, participando del desfile de llamadas en carnaval y del festival de la ciudad de Durazno. 

Conservan las tradiciones y la imagen de San Baltasar traído por sus antepasados, es un pedazo de Uruguay en el Paraguay, que vibra a toda lonja.